Muchos libros se han escrito acerca de esta enseñanza o doctrina. Yo no tengo la intención de formular un tratado completo acerca del alcance y profundidad de la justificación qe Dios como Juez Supremo, efectúa en los impíos (Romanos 5:6).
Solamente quiero detenerme a pensar en lo siguiente: La Biblia señala que la justificación es dada por Gracia (Romanos 3:24). También postula que somos justificados por la sangre de Cristo (Romanos 5:9). Por último en Romanos 5:1 se nos dice que somos justificados por la fe.
Una persona atea inmediatamente alegará que la Biblia falla porque se contradice. «Fue escrita por humanos, por lo tanto no puede ser infalible».
Teniendo esto en consideración quiero hacer una defensa o apología Bíblica respecto de la doctrina de la justificación. C.S Sproul, en su libro «Escogidos por Dios», señala que la Biblia presenta paradojas, no contradicciones. Una paradoja es una contradicción aparente, pero en su sentido mas profundo no lo es. En la búsqueda de la verdad, vamos a encontrarnos con montones de paradojas que se revelarán a medida que nos vamos adentrando en el conocimiento de Dios.
En primer lugar, debemos tener en cuenta que El Único que es capaz de abrir el sello de la Escritura Bíblica es Cristo. La Palabra de Dios contiene la sabiduría más excelsa y suprema, que puede ser comprendida sólo por aquellos que son como niños (Lucas 10:21-22).
La segunda consideración dice relación con el acercamiento al estudio de las Escrituras con un corazón dispuesto a ser enseñado (1 Corintios 8:2-3).
En tercer y último lugar, debemos comprender que la Biblia en su conjunto nos entrega la verdad, no una de tantas verdades, sino la única verdad.
Teniendo presente estas ideas podemos comenzar a escudriñar estos tres pasajes para entender a qué se refería el apóstol Pablo cuando enseñaba acerca del instrumento mediante el cual se efectuaba la justificación.
«Una completa exposición de la doctrina de la justificación requiere que cada una de estas expresiones sea interpretada en su sentido escritural, y que sean combinadas en sus verdaderas relaciones para formar un conjunto armonioso…Se debe dar el valor debido a cada una, pero ninguna debe ser entendida en una forma que su fuerza anule a las de las otras» (A.W. Pink, «La doctrina de la Justificación, pag. 77).
1. Justificados por fe (Romanos 3:22, 28; Gálatas 2:16). Hay personas que consideran que la fe misma, en sí misma, es la que nos hace justos delante de Dios, considerando El (Dios) a la fe como justicia. Al decir esto ponemos al don o regalo por encima del Fiador Legal de nuestra justicia, esto es, por encima de Cristo, y por encima además del Juez Supremo que es Dios. Darby, el padre de la hermandad Plymouth, comenta: «Esta fue la fe de Abraham. El creyó la promesa de que seria el padre de muchas naciones, porque Dios lo dijo, confiando en el poder de Dios, glorificando así, sin poner en duda al mirar las circunstancias, nada de lo que El le había dicho, por lo tanto esto le fue contado por justicia» (Synopsis, vol. 4 Pag. 133)
Según la confesión de fe de Westminster, la fe es solamente como un instrumento de justicia por el cual el recibe y se apropia de Cristo y su justicia. Es mas seguro hablar de la fe como «el instrumento» antes que como la «condición», porque una condición es generalmente usada para significar que por causa de esa condición se concede un beneficio. La fe no es ni la base ni la sustancia de nuestra justificación, sino simplemente la mano que recibe el regalo divino que se nos ofrece en el Evangelio (A.W. Pink).
Si la justicia fuera dada como un premio por la fe, su poseedor tendría motivo para jactarse. «Dios justifica, no por imputar la fe en sí o el acto de creer, sino por imputar la obediencia y la satisfacción de Cristo» (catecismo de Westminster).
Lo que se nos cuenta por justicia es la «obediencia vicaria (en nuestro lugar) de Cristo, no nuestra «fe en Cristo».
Génesis 15:5, «Y creyó él a Jehová, y contóselo por justicia». Pregunta: ¿Fué la fe de Abraham en sí misma la que fue tomada en cuenta por Dios como justicis, o, fue la justicia de Dios en Cristo de la cual la fe de Abraham anticipadamente se apropió?
Pink explica en este punto que la fe de Abraham fue la renunciación a toda virtud y fuerza en él, y una dependencia con la confianza de un niño en Dios, por lo que El era capaz y estaba gustoso de hacer. Lejos estaba Dios de aceptar su fe, en lugar de una perfecta obediencia a Su Ley.
La Biblia no dice que en la fe está la justicia, mas bien, en el libro del profeta Isaías, capítulo 45, versículo 24 se lee «En Jehová está la justicia y la fuerza».
En resumen diremos que la fe justifica sólo como un instrumento que Dios ha establecido para la obtención y la aplicación de la justicia de Cristo, es decir, el instrumento por medio del cual recibimos a Cristo. Somos justificados por medio (griego eis) de la fe y no por la fe. La eficacia de la justificación esta en la Sangre de Cristo; la recepción de ella está en nuestra fe (S. Charnock).
2. Justificados por Gracia (Romanos 3:24). Respecto del papel de la Gracia en todo este asunto, podemos decir que la fe nos es dada como un regalo inmerecido. Nada hay en nosotros que motivara a Cristo a expiar voluntariamente nuestra maldad, ofreciéndose como sustituto por nosotros (2 Corintios 5:21), cargando nuestros pecados. «Por lo tanto es por la fe, para que sea por Gracia» Romanos 4:16.
La relación entre la gracia, la fe y la sangre de Cristo en la justificación del impío, es como sigue:
a) Nadie merece la vida, todos merecemos la muerte. Pero Dios nos ha dado Gracia al acercarse a nosotros para darnos Su Justicia por medio del sacrificio vicario de Cristo. De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga Vida Eterna (Juan 3:16). En ese amor por los pecadores y enemigos suyos, encontramos la Gracia que nos lleva a la paz de nuestra alma, mediante la reocnciliación con Dios. Reconciliación que nace en Él y no en nosotros.
b) Inmerecidamente (por Gracia) nos ha dado el don de la fe (posibilidad de creer el mensaje de Cristo), para creer y recibir Su Justicia. Al recibir la justicia por medio de la fe, recibimos todos los beneficios adquiridos por Cristo para nosotros. En otra entrada hablaré de estos beneficios.
c) Cristo fue el único hombre verdaderamente justo (experiencialmente) que ha pisado la tierra. Al morir como sacrificio y ofrenda por nuestros pecados, consiguió expiar los mismos y traspasar Su Justicia a nosotros (muerte vicaria), pero sólo como decreto legal. Esta Justicia imputada es en términos legales y no experiencial. La Sangre de Cristo derramada contenía su vida entera. Su sangre fue ofrecida como ofrenda al Padre y el Padre satisfizo Su Justicia aceptando la ofrenda, considerándola agradable. Al contrario de lo que piensan los Católicos, nosotros no creemos que realmente seamos justos, tal como lo fue Cristo en la tierra, sino mas bien que, como decreto legal, nuestra culpa fue quitada y la sentencia de muerte fue abolida (Colosenses 2:13-14). Y no sólo quedamos en estado neutral de no culpa, sino además la Justicia trae un beneficio positivo, nos da libre acceso al lugar santísimo y a la Vida Eterna.
Bendito sea el Señor de la Gloria, eternamente y para siempre. Amén.